miércoles, 31 de agosto de 2011

La "wags" italianas

A la novia de los futbolistas británicos se le dicen "wags", todas ellas son bellas mujeres (por lo general actrices, modelos o presentadoras de televisión).

Los jugadores italianos no quisieron ser menos y también poseen sus propias "wags". La mayoría de las relaciones entre los implicados duraron menos que un suspiro, pero al menos fue bueno mientras duró.

  • ¿Christian Vieri = George Clooney?
Si les pregunto que tienen en común el ex fútbolista Christian Vieri y el actor estadounidense George Clooney, casi todos responderán nada.

Sin embargo, ambos tuvieron en su momento a la misma novia, estamos hablando de Elisabetta Canalis.

Canalis es una actriz italiana de 32 años que se desempeñó en algunas series de su país e inclusive se la vio como presentadora de programas televisivos. Hace unos años se lanzó al estrellato por su "affair" con uno de los goleadores más importantes que tuvo Italia en la década del 90: Christian Vieri (ex Juventus, Lazio, Inter, Milán, entre otros).

Vieri era codiciado por todas, pero fue Elisabetta la que lo sedujo (aunque no llegaron ni siquiera al año de noviazgo). Puede decirse que gracias al delantero la actriz (hasta ese momento semi desconocida) comenzó a estar en boca de todos y su cotización comenzó a subir, casi a la par del goleador.

Una vez que la relación terminó, la cual fue muy comentada por todos los medios italianos, Canalis supo ahogar sus penas en brazos de otro famoso: George Clooney, uno de los actores más taquilleros de Hollywood.

Fueron pareja por dos años y a ella le sirvió para poder llegar a los Estados Unidos e incursionar en alguna que otra participación televisiva. La belleza a Elisabetta le sirvió de trampolín a su carrera, con lo cual Vieri y Clooney aparentan parecerse en más de una coincidencia.


  • La peor jugada
Marco Borriello es uno de los delanteros más importantes del momento. Su carrera comenzó a ascender de igual manera que la relación que tenía con su novia en ese momento: la modelo argentina Belen Rodriguez.

Fueron novios varios años, inclusive desde cuando Borriello apenas comenzaba su carrera en Treviso, jugaba en la Sub 21 de su país y no era tan conocido. La carrera de ambos fue creciendo a la par.

La oriunda de Córdoba se radicó en la península itálica y todo parecía indicar que su relación con el goleador era firme. Hasta habían puesto fecha de casamiento, para oficializar el amor que se tenían.

Pero Borriello vio por televisión, en la que era su mujer, la peor jugada. El programa se llamaba "Isole dei famosi" (La isla de los famosos, un programa similar a Gran Hermano, pero con famosos de Italia, en lo que todo transcurría en una isla de Honduras) y allí pudo observar como su prometida le fue infiel con el ex de la multimillonaria Ivana Trump: Rossano Rubicondi.

Esa "traición" fue una puñalada para el ahora delantero de la Roma e inmediatamente puso punto final a una relación que caminaba rumbo al altar. Él quedó dolido y muchos aducen que la caída en su rendimiento fue por este episodio. A la modelo argentina pareció importarle menos, ya que luego de eso se la vinculó con otro futbolista, Fabrizio Corona y también con el primer ministro, Silvio Berlusconi.

  • De príncipe a mendigo
Francesco Coco tenía todas las condiciones futbolísticas para ser una verdadera estrella. Lateral izquierdo surgido en las divisiones inferiores del Milán, todos daban por descontado que sería el sucesor de Paolo Maldini.

Al principio todo marchaba bien para él. Campeón Europeo Sub 21 con su selección en el 2000, fichado por Barcelona y hasta juega de titular en el mundial de Japón-Corea 2002.

Llega su traspaso al Inter, dirigido en ese entonces por Héctor Cúper y en ese mismo momento conoce a su novia: Manuela Arcuri.

Ambos vivían en la hermosa Milán y el flechazo fue instatáneo. Arcuri es una famosa actriz (no tanto por sus cualidades actores, pero sí por su belleza física).

Coco fue acusado de estar más tiempo con ella, ya sea en salidas nocturnas o eventos, que entrenando. Para colmo una serie de lesiones lo fue marginando del fútbol que cuenta.

La carrera del ex lateral izquierdo fue de mayor a menor y cuando conoció a Arcuri parece que fue peor el remedio que la enfermedad. Pasó de ser al heredero de Maldini a hoy un ex jugador, que debido a sus lesiones e inconstancia dejó la canchas a temprada edad.

El jugador no pudo soportar los escándalos, sin embargo, ella parece haber estado más acostumbrada a eso, porque siguió trabajando y cada vez más.

A la actriz parecen gustarle los famosos y existosos. A un olvidado Coco lo cambió por el medallista de oro olímpico en esgrima Atenas 2004, Aldo Montano.

Esa relación tampoco duró demasiado y Manuela mismo dijo que le gustaría enamorarse de un hombre que sea como lo fue Francesco Coco con ella. ¿Lo aceptará nuevamente?

miércoles, 24 de agosto de 2011

Quédense con sus millones


Livorno se sitúa en el centro de Italia, más precisamente en la región de la Toscana y tiene la particularidad de ser el bastión del comunismo en este país. Esta ciudad obrera y portuaria comparte dos pasiones al mismo nivel: la política y el fútbol. Su hijo pródigo en ambas sin dudas es Cristiano Lucarelli.

Lucarelli es un delantero que paseó sus goles a lo largo y ancho de la península itálica. Un verdadero trotamundo, del cual muchos afirman que su fanatismo por el “Che” Guevara lo condicionó en su carrera. Sus admiradores sostienen que debió haber sido más considerado por los especialistas y que su poder de gol no es menor a delanteros de la talla de Luca Toni o Alberto Gilardino.

Su padre era cargador portuario y estaba afiliado al sindicato, militaba en el partido de izquierda. Cristiano mamó de pequeño esa corriente, que con el correr de los años fue cada vez más intensa en su vida y lo conjugaba con su otro amor: el fútbol.

Siempre se desempeñó como delantero, debutó en 1992 en el Cuoiopelli de la Serie D. Luego pasó al Perugia y muchos de sus goles sirvieron para que salieran campeones y asciendan a la B. En el 95 se va a jugar al sur de Italia, Cosenza y ahí se consolida como goleador (15 goles en 32 partidos).

Otro paso existoso por la B fue en el Pádova que le dio la oportunidad de demostrar su valía en la A, lo ficha el Atalanta para reemplazar a Filippo Inzaghi (transferido al Parma) en 1997.

Con apenas 21 años sentía que tocaba el cielo con sus manos, pero nunca dejó la política de lado y ante cada entrevista que le realizaban declaraba ser un admirador confeso de Ernesto "Che" Guevara.

Sus buenas actuaciones en sus equipos, argumentadas por goles, hace que Cesare Maldini (entrenador de la Sub 21 de Italia en ese momento) se fijara en él y lo convocara. Diez goles en misma cantidad de partidos es un record envidiable, pero el último de ellos fue casi como firmar la carta de defunción. La "azzurra" jugaba contra Moldavia y Lucarelli anota un gol y lo festeja de una manera particular: muestra una remera que tenía debajo y era con la cara del "Che" Guevara.

Esto fue juzgado por la federación italiana de fútbol como un acto de insolencia del jugador. La imagen del festejo de Lucarelli recorrió el mundo y los dirigentes lo censuraron por dicho acto, de hecho presionaron para que no vuelva a ser convocado al seleccionado. Recién pudo volver a vestirse con la camiseta de Italia en el 2005, en un amistoso que Italia empata ante Serbia y Montenegro 1 a 1, donde justamente él fue el autor del gol del empate.

Oficialmente apenas pudo jugar las Olimpiadas de Atlanta 1996, el cual no pudieron pasar la primera ronda del certamen y los juegos del Mediterráneo en el 97, logrando el título.

Sus números no dicen mucho con la selección mayor: 6 partidos y 3 goles, sin embargo pudo haber tenido un record superior de no haber sido por esa sanción, la cual fue muy discutida en Italia. Muchos la consideraron injusta, pero él fiel a sus principios ni se inmutó ante esta aberrante censura.

Lucarelli cada vez que pudo dejar en claro su posición política lo hizo sin medir consecuencias. Como si no le bastara lo que le pasó en la Sub 21 de su país, redobló la apuesta y jugando para Lecce le convierte tres goles al Milán (empate 3 a 3) en el propio San Siro y en su última conquista mira hacia el palco donde estaba Silvio Berlusconi (en ese entonces presidente del "rossonero" y hoy primer ministro de Italia representando a la derecha) y se besa el escudo comunista y hace el saludo característico con el puño levantado mirando hacia donde estaba el mandamás milanista.

Dicen que el ahora primer ministro quería llevarlo al Milán, aunque después de ese gesto su pase al equipo del norte se frustró y terminó recalando en el Torino donde juega por dos temporadas. Allí rinde en gran nivel y los clubes poderosos de la península itálica querían hacerse de sus servicios. Lucarelli desechó todas las ofertas y se volvió el club de sus amores, a la ciudad que lo vio crecer, donde aprendió a amar al fútbol y la política: el Livorno.

El club estaba en la B y a él no le importó bajar de categoría. Sale goleador, su equipo logra el campeonato y asciende a la primera división. Los ofrecimientos siguieron llegando, pero él no renunció a su sueño de seguir jugando en su ciudad.

Su mánager, Carlo Palavecino, escribió un libro sobre la vida de su asistido llamado "Tenetevi il milliardo" (Quédense con sus millones). En alusión a la pasión de Lucarelli por el Livorno, desechando ofertas millonarias de prestigiosos clubes por seguir su corazón, independientemente del dinero o las ambiciones deportivas.

Siempre usó el número 99, año de fundación de las Brigadas Autónomas Livornesas (BAI), la barra del club toscano. Sus goles, que festeja con el puño izquierdo en alto, garantizaron que el equipo izquierdista permaneciera en primera división, algo que nadie esperaba. Y más aún, se clasificó a la copa UEFA, campeonato en el cual, con un equipo luchador y compacto, llegó a rondas finales. Además consiguió la mención de "Capocannoniere" (goleador) con 24 goles.

En su pueblo es amado incondicionalmente, no solo por sus goles y demostraciones de cariño, también por su lucha política. Inclusive el alcalde de Livorno organizó un encuentro entre Cristiano y la hija del Che, Aleida Guevara, quien visitaba Italia para recoger fondos que necesitaba un hospital pediátrico cubano donde trabaja. Aleida aseguró que "ese rostro es un símbolo de lucha. Espero que no se quede sólo en un mito, sino que sea un emblema para crear un mundo mejor".

Cuando se fue del club, Lucarelli juró regresar e invertir la mitad de su sueldo anual de cuatro millones de euros en un diario local de la ciudad para la creación de nuevos empleos. Fiel a su ideología y a su hinchada, cumplió con ello.

Hoy con casi 36 años sigue jugando, pero en el Napoli. Está sentado en el banco más tiempo de lo que juega, aunque poco le debe importar. Puede sentirse tranquilo que dejó todo en la cancha y logró que su ciudad quede en alto y reconocida en el mundo entero.

Made in Italy



Si hay algo en lo que se destaca el fútbol italiano es en sus defensores. No en vano son los creadores del “catenaccio” (eficaz sistema defensivo). A lo largo de su historia fueron muchos los marcadores de este país que tuvieron trascendencia mundial.

A la hora de hacer un ranking de los cinco que más se destacaron es difícil elegirlos y seguramente siempre alguno va a quedar afuera.

Particularmente si pensamos en un defensor italiano, el primero que se nos viene a la cabeza es Franco Baresi.

Baresi, fue un emblema del Milán (jugó siempre en ese club). Con el “rossonero” ganó todo lo que se puede ganar: desde Copa Italia hasta la Champions League (en ese entonces llamada la Copa de Campeones), con la Intercontinental incluida.

Fue campeón del mundo con su selección en el mundial de España 1982 (pero no ingresó), luego salió tercero en el 1990, en su propio país, y subcampeón en Estados Unidos 1994. El “rossonero” retiró la camiseta número seis como tributo al recuerdo imborrable que dejó.

Un poco menor que Baresi, pero casi contemporáneo y con una carrera plagadas de títulos similar fue la de Paolo Maldini. Lateral izquierdo nato, pero gracias a su clase y sentido de la marca, supo desempeñarse en sus últimos años como marcador central. Debutó en la temporada 1984-85 y siempre vistió la camiseta del Milan (hasta el año 2009 que se retiró).

Heredó la cinta de capitán que dejó Baresi, tanto en el Milan como en la selección italiana. Con la “azzurra” no tuvo la suerte de ser campeón, pero estuvo cerca (tercero en Italia 90 y segundo en Estados Unidos 94). Renuncia meses antes de que comience el mundial del 2006 a su seleccionado (de no haber tomado esa decisión probablemente hubiese alzado la copa, que luego terminó consiguiendo el conjunto dirigido en ese entonces por Marcello Lippi).

Quizás el más vistoso de todos y que marcó un antes y después como prototipo de líbero en Italia fue Gaetano Scirea. El ya fallecido (muere en un accidente automovilístico en Polonia, el 3 de septiembre de 1989, a los 36 años) llegó a la Juventus en 1974 y fue uno de los pocos en conseguir el “Grand Slam” (ganar todos los títulos nacionales e internacionales reconocidos por UEFA y FIFA).

Impasable, una verdadera muralla que ayudó a su país a conseguir el tercer mundial en su historia, en España 1982. Ídolo de la “Vecchia Signora”, en el cual hoy una de las tribunas del estadio Delle Alpi de Turín lleva su nombre en conmemoración, a pesar de haber surgido en Atalanta.

Helenio Herrera fue el entrenador del Inter de Milán en la década de 1960 y pone en boca de todos al “Catenaccio”, que gracias a los títulos conseguidos era un equipo de moda en esos tiempos. Este era un sistema que se basaba en el orden defensivo y le ganaba a sus rivales de contragolpe, con lo cual la línea de fondo debía ser efectiva al punto de ser brillante. En esa retaguardia impermeable sobresalía Giacinto Facchetti.

“Giacintone”, como lo apodaban, debuta en el “neroazzurro” en 1960 y juega ininterrumpidamente hasta 1978. Logra cuatro ligas, una Copa Italia y dos Copa de Campeones e Intercontinentales (ambas ganadas a Independiente de Argentina). Tenía un físico privilegiado y buen manejo del balón.

Brilló como lateral defensivo, pero en sus inicios jugaba de mediapunta o extremo. Con su selección ganó la única Eurocopa que tiene Italia en su haber (1968, jugada en ese país). El Inter retiró la número tres en agradecimiento a su rica historia con el equipo. Una vez que dejó la práctica deportiva fue dirigente de los “neroazzurri” (llegó a ser presidente). Fallece en el 2006 debido a un cáncer de páncreas.

La imagen aún se conserva fresca como un cuadro de Michelángelo y parece que fue ayer que Fabio Cannavaro alzó la Copa del Mundo en Alemania 2006. Marcador central, aguerrido y especialista en leer las jugadas de los delanteros rivales. Uno de los puntales del último mundial ganado por Italia hace cinco años. Junto al alemán Matthias Sammer es uno de los pocos, en su puesto, en ganar el Balón de Oro al mejor jugador del Mundo (fue en el 2006).

Debutó como profesional en el club de la ciudad donde nació, Nápoles (hasta fue mascota del Nápoli de Maradona en la década del 80). Hace unos meses se retiró luego de un breve paso por el fútbol de los Emiratos Árabes. Se destacó en Juventus, Inter, Parma y hasta se dio el lujo de jugar en el poderoso Real Madrid. Actualmente tiene el record de haber vestido más veces la camiseta de su selección (135 partidos y 2 goles).

Por eso, luego de su retiro se pensaba que Italia ya no estaba capacitada en volver a tener un defensor de ese calibre y, cuando todo parecía indicarlo, aparece sorpresivamente Andrea Ranocchia.

Ranocchia es un defensor italiano de la vieja escuela: alto (1,95 metros), fuerte físicamente, dúctil con la pelota en los pies e impasable en el mano a mano. El actual jugador del Inter de Milán, tiene todos los elementos necesarios para convertirse en uno de los mejores del mundo en su puesto en un futuro próximo.

El marcador central nació en Perugia el 16 de febrero de 1988 y debuta muy joven en el fútbol profesional, a los 18 años en el Arezzo de la Serie B. Génova le vio condiciones de ser un distinto en lo suyo y compra su pase, para darlo a préstamo al Bari (allí sale campeón de la Serie B en la temporada 2008-09 y causa una buena impresión).

Luego de dos temporadas vuelve al club dueño de su pase, el Génova, pero tras jugar medio campeonato el Inter se abalanzó sobre él y en una transferencia record para su edad y rodaje (casi 13 millones de euros) se suma a uno de los clubes más prestigiosos de la península itálica.

Hoy es un titular indiscutido de su equipo y de la selección italiana. No quedan dudas de que “el heredero de Alessandro Nesta” (como le dicen los medios italianos) va a dar que hablar en una carrera que aparenta no tener techo.

¿Podrá Ranocchia llegar a la elite y ser uno de los mejores de la historia? Para ello deberá seguir rindiendo a un máximo nivel en su club y en la selección. Por lo menos modelos para imitar en su país tiene y de sobra.

miércoles, 17 de agosto de 2011

El primer samurai

La liga italiana fue en las décadas del 80 y 90 la más deseada del mundo. La mayoría de los jugadores extranjeros morían por jugar en el país de la pizza. Lamentablemente en la actualidad, con la mayoría de sus clubes sumergidos en problemas financieros, fue sobrepasada en adquisiciones de grandes figuras por la Premier League de Inglaterra y la Liga de España.

Pero cuando Italia vivía en la abundancia, los presidentes de los clubes gastaban (o malgastaban en muchos casos) dinero por doquier y traían todo lo que circulaba por el mercado futbolístico.

Aldo Spinelli, en ese entonces presidente del Génova (en la actualidad es el del Livorno), puso la mira en el delantero japonés Kazuyoshi Miura y lo trajo al primer campeón que tuvo el Calcio (logró el título en 1898).

“Rey Kazu”, como lo llamaban en su país, trajo sus goles desde Japón para la temporada 1994/95 y los hinchas del club genovés se ilusionaron que junto al checo, Thomas Skuhravy, iban a armar una dupla letal. Muchos hasta se animaron a soñar con conseguir el Scudetto, algo que les era esquivo desde 1924 (nueve son los campeonatos en su haber para el Génova).

Cuando se piensa en japoneses que jugaron en la liga italiana, el primero que se viene a la cabeza es el famoso Hidetoshi Nakata (ex Perugia, Parma, Roma y Bolonia). Inclusive la mayoría de los que ni registran a Miura piensan que Nakata fue el primero en hacerlo.

El paso de “Kazu” por Genoa fue sin pena ni gloria, apenas un gol en 21 partidos, con el detalle que se lo hizo a Sampdoria en el clásico (derrota por 2 a 1). No fue culpa solo de él, por el contrario el equipo en si estuvo por debajo de las expectativas y culminó la temporada en el 15to lugar y descendió a la Serie B.

Los medios italianos lo despedazaron con las críticas, porque en su debut en la primer fecha, contra el Milan, sufrió la fractura de su tabique nasal en un cruce con Franco Baresi. Todos coincidieron en llamarlo “samurai cobarde”, porque no pudo sobreponerse rápidamente a esa lesión que lo alejó de las canchas por varias jornadas.

Miura, tiene la particularidad de haber debutado como profesional en el fútbol de Brasil y no en su país. Más precisamente en el Santos (con un previo paso en las inferiores del Juventude de San Pablo). Fue ídolo del Verdy Kawasaki y es todo una estrella en Japón (muchos afirman que el creador de los Súper Campeones emuló a Miura en la figura principal del dibujo animado: Oliver Atom).

Hoy a los 44 años sigue en actividad (milita en el Yokohama Fc. de la segunda división de la J-League). Su sueño es volver a jugar aunque sea una temporada más en la máxima categoría con su actual club, él mismo dice que hasta los 50 se anima a seguir.

En Génova aún lo recuerdan con cariño, el primer samurai que arribó al Calcio todavía sigue vigente y no tiene intenciones de abandonar el fútbol. Pensar que en Italia lo querían deportar en el primer partido por ser un “cobarde”.

¿Problemas de adaptación?, ¿mala suerte? Muchas son las conjeturas, lo que si se puede responder es que su llegada sirvió de publicidad y gracias a él se le abrieron las puertas a otros connacionales como el mencionado Nakata, Shunsuke Nakamura (en Reggina), Hidetoshi Nanami (en Venecia), Atsushi Yanagisawa (en Sampdoria y Messina) y los vigentes Takayuki Morimoto (ex Catania, ahora en Novara) y Yuto Nagatomo (actualmente en el poderoso Inter de Milán).