miércoles, 26 de octubre de 2011

¿Ratón o ratoncito?

Paso casi inadvertido, como los ratones cuando comen el queso, sin que el gato se de cuenta. Sin embargo, este Ratón parece no haber encontrado su alimento (el gol) y lo agarró la trampera en la ciudad de Ancona.

Este es el caso del pase fugaz de Sergio Zárate, apodado el Ratón, que llegó al equipo de la región de Le Marche con la intención de hacer mantener la categoría a un humilde equipo recién ascendido.

Su promesa de llevar a la gloria el Ancona quedó en la nada. Lo que no pasó inadvertido fue su mal rendimiento en el fútbol italiano, por eso para nosotros es el Bidoni de la semana.

  • Bidoni VII: SERGIO ZÁRATE

Aparentemente la temporada 1992/93 se cobró algunas víctimas en el Calcio. Ya son varios los jugadores recordados, a los que no le ha ido bien en la liga italiana en esos años y el delantero argentino Sergio Fabián Zárate no fue la excepción.

El mayor del clan de los Zárate (todos sus hermanos son futbolistas, de hecho el menor de ellos, Mauro Zárate actualmente se desempeña en el Inter de Milán y al cual él representa). Comenzó su carrera en Velez Sarsfield de su país en 1987 a los 18 años, allí asomaba como una gran esperanza.

En la época donde siendo extracomunitario era difícil (o casi imposible) emigrar, a él se lo llevó el Nuremberg de Alemania a jugar la prestigiosa Bundelisga, en enero de 1991. En ese entonces, este joven delantero extremo parecía comenzar una carrera destinada al estrellato.

En el conjunto alemán no le fue para nada mal. En un torneo y medio participó casi siempre como titular y jugó 42 partidos, convirtiendo 9 goles. Una cifra interesante, teniendo en cuenta que no era un delantero de área. Sus virtudes pasaban más en el gambetear en velocidad, mucha habilidad y juego por las bandas en la ofensiva. Generaba más que convertirlos.

A mediados de 1992 el recientemente ascendido Ancona lo ficha como uno de sus extranjeros (en ese momento solo se permitían tres como máximo, los otros eran el húngaro Lajos Detari y el defensor argentino Oscar Ruggeri), para tratar que este equipo del centro de Italia pudiera mantener la categoría.

Lamentablemente eso no pasó, inclusive Sergio Zárate ni siquiera pudo terminar el campeonato. Jugó apenas seis meses con 11 partidos en su haber y apenas dos goles, ambos convertidos en la séptima fecha ante Foggia de local (ver video).

"Es mi regalo para el Ancona", decía el presidente el club, Edoardo Longarini, el día que presentó al Ratón en sociedad.

Comenzó como titular indiscutido, pero con el correr de los partidos (como casi siempre pasa en estos casos) fue siendo relegado por el delantero Massimo Agostini, quien termino la temporada como goleador del equipo con 13 goles.

De nada le sirvió ese gran encuentro realizado ante Foggia de local. Es más la mayoría sostiene que fue el único partido donde el Ratón Zárate pudo demostrar algunos de sus dotes futbolísticos, ya que su paso por Ancona pasó casi inadvertido.

El Nuremberg lo volvió a recibir con los brazos abiertos, luego de esos seis meses. Allí demostró que en la liga alemana se sentía más cómodo, porque en 27 partidos metió 13 goles.

Los números hablan por si solos e indudablemente a Sergio Zárate no lo ayudó demasiado su estilo de juego y no pudo encajar en una liga más defensiva, como lo es la italiana.

Después anduvo en el Hamburgo (de flojo andar), para recalar en el fútbol mexicano y ser un verdadero ídolo en tierras aztecas, en especial en el Necaxa, América y Puebla (allí se retiró) donde anotó muchísimos goles y dejó un grato recuerdo.

Hoy se dedica a representar jugadores, entre ellos a su hermano menor, Mauro Zárate y hace poco en una declaración, un ya veterano Sergio Zárate, decía esto sobre su hermano Mauro y el fútbol italiano:

"Me llena de alegría ver que Maurito pudo permanecer en un fútbol donde yo no pude. Tuve una carrera satisfactoria como jugador, pero esa mala temporada que realicé con el Ancona fue mi cruz. A pesar de eso le guardo un gran recuerdo a ese club y su gente".


lunes, 17 de octubre de 2011

Bidoni con sorpresa

Seguramente cuando se enteren a quien vamos a presentar como el Bidoni de esta semana no sólo se van a sorprender, sino que además estamos seguros que la mayoría ni recuerda el paso de este jugador por el fútbol italiano.

Hablamos del delantero francés Thierry Henry. "Tití", como lo llaman, pasó al Juventus por 17 millones de dólares en enero de 1999.

Su contrato tenía una duración de cuatro años más, pero su experiencia en el Calcio fue de apenas 6 meses.

La carrera de Henry es intachable, ganó todo (o casi) a lo que un futbolista profesional puede aspirar. Sin embargo, quizás su única mancha negra en el legajo habrá sido no adaptarse a la liga más difícil del mundo.

  • Bidoni VI: THIERRY HENRY

Salió de las inferiores de una de las canteras más importante de Francia: FC Versalles, al igual que otro grandes jugadores que tuvo el fútbol francés como David Trezeguet, Jérome Rothen y Nicolás Anelka, entre otros.

En 1994, a los 17 años, debuta profesionalmente en el Mónaco de su país donde lo dirigía Arsene Wenger. De inmediato se hace con un puesto entre los titulares y obtiene la Liga y Supercopa Francesa en 1997. Su crecimiento era acelerado y junto a su compadre futbolístico David Trezeguet, con apenas 20 años es convocado por el seleccionador Aimé Jacquet para representar a Francia, en nada más ni nada menos que en el mundial de fútbol, organizado en ese país en 1998.Henry convirtió tres goles y dio una enorme contribución para que Francia gane su única Copa del Mundo en la historia. Luego de esa competición y a pesar de que le llovieran muchas ofertas se quedó una temporada más en el Mónaco, pero el equipo del principado no pudo resistirse a una oferta multimillonaria del Juventus de Turín.

Luciano Moggi, dirigente deportivo del club italiano, ofreció 17 millones de dólares al cuadro monegasco y ante esa cifra no les quedó otra que aceptar y así se concretaba el arribo de un jugador prestigioso al Calcio.

Llega para el mercado invernal europeo, en enero de 1999, y su debut se realizó a los pocos días de desembarcar en la península itálica. Lamentablemente para él se produce un cambio de entrenadores que lo terminaría perjudicando de sobremanera. En febrero se marchaba Marcello Lippi por malos resultados y se hacía cargo del equipo Carlo Ancelotti.

Con Ancelotti, Henry jugaba más retrazado. El nuevo técnico lo colocaba como extremo por izquierda y le hacía realizar un trabajo demasiado desgastante, llegando hasta el fondo y volviendo con la marca.

Ese cambio a su juego lo perjudicó y apenas realizó 3 goles en 18 partidos (dos de ellos a Lazio, en el cual fue su mejor partido con la remera de la Vecchia Signora).

Henry disgustado por el puesto del campo donde jugaba y no sentirse cómodo en Turín pedía a gritos ser transferido, pese a solo hacer seis meses que estaba en Italia.

Aunque luego en una entrevista, muchos años después, dejó en claro que el quería seguir jugando en el Calcio, pero según Tití notó una falta de respeto por parte de Luciano Moggi (que luego quedó detenido por el escándalo del Caciopoli, donde se comprobó que arregló partidos a favor de Juventus).

Arsene Wenger, en ese entonces entrenador del Arsenal de Inglaterra, lo pidió exclusivamente para su nuevo proyecto en el club londinense. El entrenador francés se reencontró con su pupilo y lo hizo volver a su posición natural de delantero centro.

A partir de ese entonces ya todo el mundo conoce la carrera sobresaliente que tuvo Tití en Europa. En el 2000 también ganó la Eurocopa en Bélgica y Holanda con su seleccionado ganándole la final a Italia justamente por 2 a 1, en una especie de dulce venganza para el delantero.

Luego, ya llegando al final de su carrera llevó sus goles al Barcelona y junto a Lionel Messi armaron una dupla letal. Actualmente juega en el New York Red Bull de la Major League Soccer de los Estados Unidos y ya anunció su retiro para luego de la próxima temporada.

Y pensar que en Italia su estadía fue de apenas seis meses. Un claro ejemplo que llegó al lugar equivocado en el momento menos indicado.

  • Video: Los dos goles de Henry en Lazio 1 - Juventus 3 (Temporada 1998/99)

miércoles, 12 de octubre de 2011

La mayor desilusión

Fecha que mi mente seguramente no olvidará jamás: 5 de mayo del 2002. Última jornada de la temporada 2001/02 de la Liga Italiana.

El club de mis amores, Inter llegaba a esta instancia siendo líder en la tabla de posiciones con 69 puntos, la escoltaba Juventus con 68 y la Roma tercera con 67.

La Beneamata (como la llaman al Inter) debía viajar hasta la capital, allí la esperaba Lazio en el estadio Olímpico de Roma. Por su parte la Vecchia Signora enfrentaba a Udinese en su casa, pero no dependía de sí misma y esperaba en una "manito" que le pudiera dar Lazio.

Muchos fuimos con la ilusión de que Inter pudiera lograr el deseado Scudetto, la última vez que había sido campeón apenas si lo recuerdo, era muy chico. Fue en la temporada 1988/89, con Giovanni Trappatoni como entrenador y grandísimos jugadores como Walter Zenga, Giuseppe Bergomi, Andreas Brehme, Nicola Berti, Lothar Matthaüs y Ramón Díaz, entre otros.

Viajé desde Buenos Aires, en un regalo que mi hicieron mis padres. Siempre me había hecho una promesa a mí mismo que el día que el Neroazzurro esté por salir campeón iba a ir a verlo y me sentía feliz por el viaje, porque no me había defraudado.

Por suerte tenía unos amigos allá y ellos ya me habían conseguido la entrada de ante mano (si hubiese tenido que comprarla directamente en Roma, seguramente no la habría conseguido).

Recuerdo que ese día hacía mucho calor, a pesar de ser primavera el sol picaba y bastante. El césped del Olímpico brillaba, parecía de color verde fluorescente y las bengalas de colores azules y negras pintaban un paisaje perfecto.

Al minuto de juego el cartel informativo del estadio nos avisaba que Juventus se había puesto en ventaja con gol de Alessandro Del Piero, primer síntoma de que las cosas podrían llegar a salir como no las sospeché, aunque la realidad es que ni quise pensarlo.

El técnico argentino, Héctor Cúper le había devuelto la confianza al hincha del Inter, las posibilidades de campeonar eran más que potables. La oportunidad era inmejorable, hacía 13 años que no se lograba el título, todos en el estadio nos mirábamos confiados que era ahora o nunca.

A los 12 minutos primera explosión de júbilo. Tiro de esquina, Angelo Peruzzi (arquero de Lazio) se le escapa de las manos y la deja servida a nuestro goleador, Christian Vieri, para que la empuje y ponga el 1 a 0.Ya no importaba que pasaba con Juventus o Roma. Inter ganaba y era campeón, nadie nos podría arrebatar el título, pero ninguno pensó que nuestro peor rival podríamos ser nosotros mismos.

La defensa interista jugó un partido aparte, en especial el eslovado Vratislav Gresko que ese día hizo hasta lo imposible para que lo odiáramos de por vida. A los 20 minutos se la quiere a dar al arquero Francesco Toldo y la deja corta para que el checo, Karel Poborsky ponga el empate.

Faltaba más de una hora y podía pasar cualquier cosa, ya el encuentro mostraba que ninguno de los dos estaban firmes y seguramente más goles íbamos a ver, lo que esperábamos era que sean sólo de la Beneamata.

Rápido, en menos de cinco minutos el Neroazzurro se vuelve a poner en ventaja gracias a un cabezazo en el primer palo de Luigi Di Biagio. El resultado era un 2 a 1 en el cual todos los que estábamos en la curva (así llaman a la popular en Italia) nos abrázabamos y llorábamos de la alegría entre desconocidos.

Poborsky se vistió del mismísimo diablo esa tarde y volvió a golpear en un momento clave: en el adicional del primer tiempo, el gol del 2 a 2 no sólo a nosotros nos cayó como un baldazo de agua fría, también a los jugadores. Al descanso en empate y el campeonato pasaba a ser de la Juventus que en ese momento ya goleaba por 3 a 0.

La preocupación se empezaban a notar en el rostro de todos y ni que hablar del mío cuando un ex Inter, Diego Simeone, le gana en el salto a Cristiano Zanetti y la pone al ángulo para el 2 a 3.
Quedaba un poco más de media hora pero la desesperación se apoderó de mí y entré en estado de shock, como que a partir de ahí no recuerdo más nada de lo que sucedió. Ahí sentí que el Scudetto no sería nuestro y el viaje había sido en vano.

Simone Inzaghi poné el 2 a 4 y ya no habría vuelta atrás. Juventus que dependía de la Lazio, le salió todo redondo y consiguió su 26º título.

Lo impensado se hizo realidad. Inter perdió el campeonato y ese 5 de mayo del 2002 estén seguros que no me lo olvidaré jamás.

Porque más allá de todos los títulos que se vinieron después con Roberto Mancini primero y luego con Mourinho (con Champions League y Mundial de Clubes incluído), ese día el dolor fue tan inmenso que ni siquiera todas esas copas la podrán sanar.

Bidón español

Tarde, pero seguro... Demoramos un día más y lo que es nuestro clásico de martes (sólo por esta semana) pasó a ser de miércoles...

El bidón de la semana es un mediocampista, primero que sumamos a esta honorable mención (hasta aquí todos habían sido delanteros).

La Lazio pagó más de 40 millones de euros para tenerlo a toda costa. Con fichajes como el de Gaizka Mendieta nos damos cuenta porque el equipo de la ciudad de Roma terminó en bancarrota y al punto de casi desaparecer.

Decían que era el fichaje del año, que Lazio había traído el mejor en su puesto, lo cierto es que Mendieta fue otro de los tantos desaciertos del presidente Sergio Cragnotti.

  • Bidoni V: GAIZKA ZABALA MENDIETA

El fútbol italiano y el español no se llevan muy bien. Por cierto son bastante dicotómicos, uno es el abanderado del catenaccio, del orden defensivo y el otro del espectáculo, sin importar tanto la marca.

Con lo cual no es condición suficiente triunfar en uno, para hacerlo también en el otro. Sin ir más lejos son contados con los dedos de la mano los jugadores españoles que han triunfado en el Calcio y viceversa.

Gaizka Mendieta fue un claro ejemplo de eso. El multi millonario Sergio Cragnotti (presidente de Lazio) desembolsó una cifra record para contar en la temporada 2001/02 con Mendieta, que venía de triunfar en el Valencia (siendo dos veces subcampeón de la Champions League, bajo la conducción técnica del argentino Héctor Cúper).

El volante por derecha español en ese entonces tenía 27 años y estaba en el punto de maduración justa. Era el capitán y pilar de un Valencia que sorprendía al mundo entero, ni el más pesimista de los hinchas laciales podían pensar que Gaizka no triunfaría en el club de sus amores.

Otro detalle a tener en cuenta es que Valencia no vendía a su joya porque sí, el problema es que estaba pasando por una crisis financiera muy dura y necesitaba vender para recapitalizarse y la oferta de Cragnotti les vino como anillo al dedo.

Apenas llegado al aeropuerto de Fiumiccino (Roma), Mendieta dijo sus primeras palabras, entre las cuales se destacaban: "No vine con la idea de irme rápido, mínimo quiero quedarme cinco o seis años", "estoy preparado para jugar en la liga más difícil del mundo, un jugador como yo tiene que estar siempre disponible para un desafío así".


Lamentablemente las palabras se las llevaron el viento, porque lo que parecía ser un gran fichaje con el correr de las fechas no lo fue tan así. Mendieta arrancó como titular indiscutido y finalizó la temporada siendo suplente y apenas si entraba algún que otro minuto.

Su puesto lo terminó perdiendo con un ya veterano Dino Baggio y encima los dirigentes del conjunto romano al darse cuenta que éste no rendía lo que lo pagaron debieron resignar muchísimo dinero, ya que su valor de reventa no sería por la misma cifra.

Sus números lo dicen todo: 20 partidos y ningún gol, alguna que otra asistencia y en Italia al menos dejó la sensación de haber sido un jugador sobre valorado.

Mendieta era un titular inamovible de la selección española y su mal año en Lazio le hizo hasta perder el lugar de privilegio en su seleccionado.

En su país era estimado y muchos lo codiciaban igual, a pesar de su mala temporada en el Calcio, Barcelona se lo llevo y lo tuvo apenas una temporada (tampoco rindió lo esperado).

Su pasos en falso en Lazio y el conjunto catalán le provocó irse por la puerta de atrás a Inglaterra, más precisamente a un equipo de mitad de tabla: Middlesbrough.

Allí sí jugó los cinco años que prometía jugar en Lazio a su llegada a la capital italiana. Pero nunca volvió a su nivel y hasta en su Españal natal se olvidaron de él.

Una vez retirado de la práctica profesional, dio una entrevista y cuando le preguntaron por su paso por Lazio, Mendieta apenas atinó a decir: "Nunca pensé que el Calcio sería lo duro que terminó siendo para mí".


Fantantonio


Antonio Cassano, controversial por donde se lo mire. A lo largo de su vida futbolística tuvo altibajos, de hecho él mismo dice que fue el propio culpable de su rendimiento ambiguo.

Sin embargo, lo que nadie pone en tela de discusión es su enorme talento, cualidad que lo convierte en un distinto que Italia lo pudo disfrutar a cuenta gotas, por culpa de su difícil carácter.

A los 16 años sorprende a toda la península, cuando con un gol suyo, el Bari vence en el estadio San Nicola por 2 a 1 al poderoso Inter (club que Cassano es hincha confeso). A partir de ahí la vida de ese adolescente de Bari Vecchia tuvo un giro de 180 grados, algo que no pudo absorber con facilidad.

Fabio Capello lo llevó a la Roma y la relación con el por ese entonces entrenador del equipo de la capital italiana fue de amor y odio. Cassano había semanas donde decía que Capello era el mejor técnico que tuvo en su vida y a la semana siguiente todo lo contrario.

Inclusive se reencontraron en el Real Madrid, donde al bueno de Don Fabio se le acabó la paciencia y terminó echando del equipo al astro de Bari. Una de las versiones más fuertes del enojo del DT es una imitación, tomándole el pelo, que hizo Fantantonio sobre Capello, cosa que no cayó en gracia a este último.

Con Marcello Lippi también tuvo su historia de desencuentros, en la selección italiana lo convocó al principio de su ciclo como entrenador, pero notó que al grupo no le hacía bien y pese a que todo el país pedía a Cassano para el mundial de Alemania 2006, Lippi hizo oído sordos y no lo convocó al rebelde Antonio. Los resultados le terminaron dando la razón, ya que la Azzurra se terminó consagrando campeona del mundo.

De nada le valió a Cassano haber sido el único a salvarse del incendio de la Eurocopa 2004 en Portugal. Italia quedó eliminada en primera ronda, bajo la conducción técnica de Giovanni Trappatoni y el delantero fue de lo más destacado, junto a Andrea Pirlo, de un equipo que terminó fracasando rotundamente.


En Roma mal no le fue, pero una relación que parecía de amor entre Francesco Totti y él terminó abruptamente y se dijeron de todo en cuanto medio los entrevistaban. En el conjunto romano no había lugar para los dos y optaron por su niño mimado, con lo cual Fantantonio debió llevarse su talento a España, más precisamente a Madrid.


Su llegada al Real Madrid coincidió en uno de los momentos más duros del equipo español, porque se fichaba solamente estrellas y el equipo distaba de ser justamente eso. A Cassano se lo terminó devorando el sistema propuesto por los "Merengues" y pese a haber convertido algunos goles debió irse por la puerta de atrás.

Antonio Cassano se encontraba en su peor momento, muchos lo acusaban de hablar más de lo que jugaba. Incluso algunos más lapidarios decían que era un invento de la prensa. Nadie lo quería y terminó recalando en la Sampdoria.

El equipo genovés en ese entonces merodeaba la mitad de tabla y su objetivo era no descender a la Serie B, pero "il bambino" (otro de los apodos como se lo conoce) llevó a la Samp a los primeros planos, junto a Giampaolo Pazzini armaron una dupla letal y lograron clasificar al equipo a la Champions League.

De vez en cuando realizaba alguna de sus "Cassanatas" (término que usa la prensa italiana, para describir las fechorías que cometía Cassano dentro y fuera del campo). Su nivel había llegado al máximo y en Sampdoria le perdonaban todo: desde tirarle la camiseta en la cara al árbitro y decirle que lo esperaba afuera, hasta que pique displicentemente un penal y lo erre).

Cassano estaba viviendo su mejor momento en absoluta tranquilidad y alejado de todo, pero aparentemente a él no le gusta no ser el centro de la atención y de golpe se pelea con el presidente del club, Riccardo Garrone y pide a viva voz ser transferido.

En enero de este año pasa al Milán y pese a ser suplente convierte algunos goles, da varias asistencias y ayuda al Rossonero a ganar el Scudetto de la temporada 2010/11.

Cesare Prandelli, actual entrenador de la selección italiana, lo estima y es un verdadero admirador del bambino, el cual toda esa confianza fue retribuída por el astro (fue el goleador de la azzurra con seis goles en las eliminatorias para la Eurocopa del 2012, que se jugarán en Ucrania y Polonia).

Un personaje tan controversial como lo es Fantantonio se merecía un libro y por eso en el 2008 escribió uno llamado "Lo cuento todo". En Italia fue record de ventas y allí narra como fue vivir en la pobreza de una ciudad humilde como Bari Vecchia, para luego vivir en la abundancia y los vaivenes que eso le produjo y hasta alardeó de haberse acostado con más 600 mujeres.

Hoy, a sus 29 años, dice que está cansado de que hace 13 años los medios lo masacren con las críticas y que dentro de tres años (luego del mundial de Brasil 2014) se retira del fútbol. Deporte en el que él mismo dice haber rendido apenas un 30% de lo que puede dar y todo por culpa de sus Cassanatas.

martes, 4 de octubre de 2011

Problemas en el corazón y algo más...

Puede que sea injusto caratularlo como un verdadero bidón. La realidad es que seguramente su problema en el corazón, apenas fichado por el Inter, haya influenciado en no tener la continuidad necesaria.

Lo cierto es que cuando Nwankwo Kanu tuvo las posibilidades de ser titular, las despilfarró lapidariamente y nunca pudo ser el compañero ideal que soñó Massimo Moratti para el chileno Iván Zamorano y un tal Ronaldo.

Cuenta con un recuerdo imborrable para los interistas: errarse un gol inexplicable, solo sin que nadie lo estorbara ante Piacenza, hecho que lo transformó en un Bidone hecho y derecho.

  • Bidoni IV: Nwankwo Kanu


Su destino estaba marcado en ser una verdadera estrella del fútbol mundial. Pese a un cuerpo espigado (1,97 metros), la técnica y habilidad era los puntos fuertes de su juego. Sin embargo, también se caracterizaba por marcar una gran cantidad de goles en las competencias que disputaba.

En 1993, a sus apenas 16 años, comenzó a llamar la atención del mundo, siendo uno de los pilares de la selección nigeriana sub 17 que lograra el título en Japón. Convirtió cinco goles y fue la figura de las "Águilas Verdes" junto a Wilson Oruma y Peter Anosike, entre otros.

El Ajax de Van Gaal lo contrató y alternaba con Patrick Kluivert la titularidad. En el conjunto holandés ganó todo lo que un club puede ganar y llegó a las Olimpiadas de Atlanta 1996 siendo el capitán y referente de una Nigeria plagada de grandes nombres, como Celestine Babayaro, Augustine "Jay Jay" Okocha, Sunday Oliseh, Daniel Amokachi, Emmanuel Amunike, Taribo West, etc.

En Estados Unidos arrasaron y se llevaron la medalla de oro. Fue histórico, ya que nunca un país del continente africano había alcanzado semejante logro. De la mano de Kanu (convirtió tres goles) despacharon por 4-3 a Brasil en semifinales y a la Argentina por un ajustado 3-2 en la final.

Ante una carrera que ascendía vertiginosamente y parecía no tener techo, Massimo Moratti lo contrató y se lo llevó al Inter de Milán. Para la temporada 1996/97 el presidente Neroazzurro estaba armando un equipo de ensueño: Youri Djorkaeff, Iván Zamorano, Jocelyn Angloma, Aaron Winter y Ciriaco Sforza eran algunos de los tantos refuerzos rutilantes que había contratado el conjunto del norte italiano, además de la joya Kanu.

Lamentablemente en la revisación médica le descubrieron un problema en la vena aorta y tuvo que estar afuera de las canchas por 11 meses. Su operación la realizaron en Estados Unidos y le colocaron una válvula de plástico. Se rumoreaba que debía abandonar el fútbol, pero él no quiso que sea así.

Para el campeonato siguiente, 1997/98, Nwankwo ya estaba en condiciones de jugar. Pero Moratti apostó a ganador y trajo al mejor jugador del mundo de ese momento: Luiz Nazario Da Lima, más conocido como Ronaldo. Los hinchas de la Beneamata (como le dicen al Inter) se ilusionaban con un tándem de ataque estratosférico: Ronaldo, Zamorano, Kanu y Djorkaeff.

La competencia por hacerse con un puesto entre los titulares para Kanu se hizo cuesta arriba y no lo logró, apenas algún partido como suplente en el torneo doméstico y algunos minutos de Copa Uefa y Copa Italia para el nigeriano, sus números fueron pobres: sólo 11 partidos y 1 gol. (contra Atalanta, por la Liga Italiana).

El entrenador, Luigi Simoni, le dio muchísimas oportunidades al delantero africano, pero él las despilfarró. La verdad fue que el rigor defensivo del fútbol italiano, sumada a la marca férrea de los equipos fueron un cocktail difícil de digerir para Kanu. Su estilo de juego, más de habilidad y ritmo pausado no se llevaba bien con el Calcio.

Italia la trató bien, él de hecho nunca se quejó y le agradeció al Inter y en especial a todo el fútbol italiano por darle una segunda oportunidad luego de su problema del corazón.

Al menos en Inter se dio el lujo de jugar junto a su hermano, Christopher Kanu (estuvo a prueba y luego no quedó), un lateral derecho de escaso nivel técnico y una carrera que la pasó casi en el anonimato.

En Inglaterra le fue un tanto mejor, el Arsenal vivió un Kanu rejuvenecido. Por momentos mostraba chispazos de su talento. Aunque nunca más volvió a ser el Nwankwo Kanu que amagaba con romper el molde luego de Atlanta 1996.