martes, 20 de septiembre de 2011

Martes de "Bidoni"

A pedido de los lectores y debido a la repercusión del primer lanzamiento de la nueva sección del blog, hemos decidido continuar con Los Bidonis.

Nosotros nos debemos a nuestro público, así que aquí vamos con otro que hizo sapo en el Calcio y de que manera.

  • Bidoni II: Patrick Kluivert

La temporada 1997/98 para el Milán debía ser la del resurgimiento. El Rossonero buscaba recuperar el reinado que había tenido años atrás. Le quería estirpar el Scudetto a la Juventus y para eso volvió a una vieja fórmula: contratar holandeses.

Como lo había hecho a finales de la década de 1980, bajo la conducción técnica de Arrigo Sacchi, con Frank Rijkaard, Ruud Gullit y Marco Van Basten. El presidente del club, Silvio Berlusconi, buscaba esta vez apelar al pasado y que su equipo recupere la memoria.

En el campeonato anterior ya habían fichado dos ex Ajax: Michael Reiziger y Edgard Davids (pero no rindieron lo esperado y rápidamente fueron cedidos al Barcelona y Juventus, respectivamente), pero pese a eso se la jugaron y sumaron a dos más: el defensor Winston Bogarde y el delantero Patrick Kluivert.

Kluivert había sido el verdugo del Milán en la final de la Champions League, que el Ajax, conducido por Louis Van Gaal, le gana por 1 a 0 en la temporada 1994/95. Esos antecedentes sirvieron para que el equipo del norte italiano lo contrate.

Se esperaba de él que anote una gran cantidad de goles, algo que había hecho y con éxito en su paso por Ajax (ganando todos los torneos que ese club disputó entre 1994 y 1997).

Su desembardo al Calcio fue estruendoso, llegó por expreso pedido de Fabio Capello (que volvía a ser el entrenador del equipo) y se le auguraba larga vida en el Rossonero, aunque lamentablemente eso no pasó.

La adaptación no fue fácil y su rendimiento tampoco el esperado. Apenas un torneo disputó, donde jugó 27 partidos y apenas marcó seis goles. Números bajísimos, para un delantero que solía rondar los 20 goles por año.

Para colmo el Milán tuvo una temporada para el olvido: décimo en la liga, eliminado en la primera ronda de la Champions League (tras perder sorpresivamente con el Rosenborg de Noruega en San Siro por 2 a 1) y ni siquiera pudo hacerse con la Copa Italia, ya que perdió la final con la Lazio.

Arrancó como titular indiscutido y terminó siendo suplente, eso sumado a una relación tormentosa que vivió con Capello. Discusiones, una tras otra entre ambos, hizo que el técnico optara por relegarlo dentro el plantel.

Puede que su juventud le jugó en contra, para lograr con eficacia y rapidez rendir en una liga tan competitiva como la italiana. 21 años y todo un futuro por delante, aunque no sería en el Rossonero justamente.

Se tuvo que marchar, sin pena ni gloria, al Barcelona. En el club catalán triunfó y marcó goles de todos los colores, rindió acorde a sus antecedentes y terminó teniendo una gran carrera como futbolista, retirándose a los 32 en el Lille de Francia.

Al menos la "pantera", como lo apodaban, pudo salvar su carrera. Él contó en más de una oportunidad que no fue un error haber ido al Calcio, que por el contrario le sirvió de experiencia y hasta le hubiese gustado tener otra oportunidad, ya más maduro y habiendo aprendido de los errores.

Kluivert, otro de los que llegó con todos los laureles y se tuvo que ir silbando bajito y por la puerta de atrás. Cuentan que su pase fue uno de los más costosos en la historia de Milán, en especial por lo poco que jugó y rindió, además de su bajo valor de reventa.

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