martes, 4 de octubre de 2011

Problemas en el corazón y algo más...

Puede que sea injusto caratularlo como un verdadero bidón. La realidad es que seguramente su problema en el corazón, apenas fichado por el Inter, haya influenciado en no tener la continuidad necesaria.

Lo cierto es que cuando Nwankwo Kanu tuvo las posibilidades de ser titular, las despilfarró lapidariamente y nunca pudo ser el compañero ideal que soñó Massimo Moratti para el chileno Iván Zamorano y un tal Ronaldo.

Cuenta con un recuerdo imborrable para los interistas: errarse un gol inexplicable, solo sin que nadie lo estorbara ante Piacenza, hecho que lo transformó en un Bidone hecho y derecho.

  • Bidoni IV: Nwankwo Kanu


Su destino estaba marcado en ser una verdadera estrella del fútbol mundial. Pese a un cuerpo espigado (1,97 metros), la técnica y habilidad era los puntos fuertes de su juego. Sin embargo, también se caracterizaba por marcar una gran cantidad de goles en las competencias que disputaba.

En 1993, a sus apenas 16 años, comenzó a llamar la atención del mundo, siendo uno de los pilares de la selección nigeriana sub 17 que lograra el título en Japón. Convirtió cinco goles y fue la figura de las "Águilas Verdes" junto a Wilson Oruma y Peter Anosike, entre otros.

El Ajax de Van Gaal lo contrató y alternaba con Patrick Kluivert la titularidad. En el conjunto holandés ganó todo lo que un club puede ganar y llegó a las Olimpiadas de Atlanta 1996 siendo el capitán y referente de una Nigeria plagada de grandes nombres, como Celestine Babayaro, Augustine "Jay Jay" Okocha, Sunday Oliseh, Daniel Amokachi, Emmanuel Amunike, Taribo West, etc.

En Estados Unidos arrasaron y se llevaron la medalla de oro. Fue histórico, ya que nunca un país del continente africano había alcanzado semejante logro. De la mano de Kanu (convirtió tres goles) despacharon por 4-3 a Brasil en semifinales y a la Argentina por un ajustado 3-2 en la final.

Ante una carrera que ascendía vertiginosamente y parecía no tener techo, Massimo Moratti lo contrató y se lo llevó al Inter de Milán. Para la temporada 1996/97 el presidente Neroazzurro estaba armando un equipo de ensueño: Youri Djorkaeff, Iván Zamorano, Jocelyn Angloma, Aaron Winter y Ciriaco Sforza eran algunos de los tantos refuerzos rutilantes que había contratado el conjunto del norte italiano, además de la joya Kanu.

Lamentablemente en la revisación médica le descubrieron un problema en la vena aorta y tuvo que estar afuera de las canchas por 11 meses. Su operación la realizaron en Estados Unidos y le colocaron una válvula de plástico. Se rumoreaba que debía abandonar el fútbol, pero él no quiso que sea así.

Para el campeonato siguiente, 1997/98, Nwankwo ya estaba en condiciones de jugar. Pero Moratti apostó a ganador y trajo al mejor jugador del mundo de ese momento: Luiz Nazario Da Lima, más conocido como Ronaldo. Los hinchas de la Beneamata (como le dicen al Inter) se ilusionaban con un tándem de ataque estratosférico: Ronaldo, Zamorano, Kanu y Djorkaeff.

La competencia por hacerse con un puesto entre los titulares para Kanu se hizo cuesta arriba y no lo logró, apenas algún partido como suplente en el torneo doméstico y algunos minutos de Copa Uefa y Copa Italia para el nigeriano, sus números fueron pobres: sólo 11 partidos y 1 gol. (contra Atalanta, por la Liga Italiana).

El entrenador, Luigi Simoni, le dio muchísimas oportunidades al delantero africano, pero él las despilfarró. La verdad fue que el rigor defensivo del fútbol italiano, sumada a la marca férrea de los equipos fueron un cocktail difícil de digerir para Kanu. Su estilo de juego, más de habilidad y ritmo pausado no se llevaba bien con el Calcio.

Italia la trató bien, él de hecho nunca se quejó y le agradeció al Inter y en especial a todo el fútbol italiano por darle una segunda oportunidad luego de su problema del corazón.

Al menos en Inter se dio el lujo de jugar junto a su hermano, Christopher Kanu (estuvo a prueba y luego no quedó), un lateral derecho de escaso nivel técnico y una carrera que la pasó casi en el anonimato.

En Inglaterra le fue un tanto mejor, el Arsenal vivió un Kanu rejuvenecido. Por momentos mostraba chispazos de su talento. Aunque nunca más volvió a ser el Nwankwo Kanu que amagaba con romper el molde luego de Atlanta 1996.

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