miércoles, 12 de octubre de 2011

La mayor desilusión

Fecha que mi mente seguramente no olvidará jamás: 5 de mayo del 2002. Última jornada de la temporada 2001/02 de la Liga Italiana.

El club de mis amores, Inter llegaba a esta instancia siendo líder en la tabla de posiciones con 69 puntos, la escoltaba Juventus con 68 y la Roma tercera con 67.

La Beneamata (como la llaman al Inter) debía viajar hasta la capital, allí la esperaba Lazio en el estadio Olímpico de Roma. Por su parte la Vecchia Signora enfrentaba a Udinese en su casa, pero no dependía de sí misma y esperaba en una "manito" que le pudiera dar Lazio.

Muchos fuimos con la ilusión de que Inter pudiera lograr el deseado Scudetto, la última vez que había sido campeón apenas si lo recuerdo, era muy chico. Fue en la temporada 1988/89, con Giovanni Trappatoni como entrenador y grandísimos jugadores como Walter Zenga, Giuseppe Bergomi, Andreas Brehme, Nicola Berti, Lothar Matthaüs y Ramón Díaz, entre otros.

Viajé desde Buenos Aires, en un regalo que mi hicieron mis padres. Siempre me había hecho una promesa a mí mismo que el día que el Neroazzurro esté por salir campeón iba a ir a verlo y me sentía feliz por el viaje, porque no me había defraudado.

Por suerte tenía unos amigos allá y ellos ya me habían conseguido la entrada de ante mano (si hubiese tenido que comprarla directamente en Roma, seguramente no la habría conseguido).

Recuerdo que ese día hacía mucho calor, a pesar de ser primavera el sol picaba y bastante. El césped del Olímpico brillaba, parecía de color verde fluorescente y las bengalas de colores azules y negras pintaban un paisaje perfecto.

Al minuto de juego el cartel informativo del estadio nos avisaba que Juventus se había puesto en ventaja con gol de Alessandro Del Piero, primer síntoma de que las cosas podrían llegar a salir como no las sospeché, aunque la realidad es que ni quise pensarlo.

El técnico argentino, Héctor Cúper le había devuelto la confianza al hincha del Inter, las posibilidades de campeonar eran más que potables. La oportunidad era inmejorable, hacía 13 años que no se lograba el título, todos en el estadio nos mirábamos confiados que era ahora o nunca.

A los 12 minutos primera explosión de júbilo. Tiro de esquina, Angelo Peruzzi (arquero de Lazio) se le escapa de las manos y la deja servida a nuestro goleador, Christian Vieri, para que la empuje y ponga el 1 a 0.Ya no importaba que pasaba con Juventus o Roma. Inter ganaba y era campeón, nadie nos podría arrebatar el título, pero ninguno pensó que nuestro peor rival podríamos ser nosotros mismos.

La defensa interista jugó un partido aparte, en especial el eslovado Vratislav Gresko que ese día hizo hasta lo imposible para que lo odiáramos de por vida. A los 20 minutos se la quiere a dar al arquero Francesco Toldo y la deja corta para que el checo, Karel Poborsky ponga el empate.

Faltaba más de una hora y podía pasar cualquier cosa, ya el encuentro mostraba que ninguno de los dos estaban firmes y seguramente más goles íbamos a ver, lo que esperábamos era que sean sólo de la Beneamata.

Rápido, en menos de cinco minutos el Neroazzurro se vuelve a poner en ventaja gracias a un cabezazo en el primer palo de Luigi Di Biagio. El resultado era un 2 a 1 en el cual todos los que estábamos en la curva (así llaman a la popular en Italia) nos abrázabamos y llorábamos de la alegría entre desconocidos.

Poborsky se vistió del mismísimo diablo esa tarde y volvió a golpear en un momento clave: en el adicional del primer tiempo, el gol del 2 a 2 no sólo a nosotros nos cayó como un baldazo de agua fría, también a los jugadores. Al descanso en empate y el campeonato pasaba a ser de la Juventus que en ese momento ya goleaba por 3 a 0.

La preocupación se empezaban a notar en el rostro de todos y ni que hablar del mío cuando un ex Inter, Diego Simeone, le gana en el salto a Cristiano Zanetti y la pone al ángulo para el 2 a 3.
Quedaba un poco más de media hora pero la desesperación se apoderó de mí y entré en estado de shock, como que a partir de ahí no recuerdo más nada de lo que sucedió. Ahí sentí que el Scudetto no sería nuestro y el viaje había sido en vano.

Simone Inzaghi poné el 2 a 4 y ya no habría vuelta atrás. Juventus que dependía de la Lazio, le salió todo redondo y consiguió su 26º título.

Lo impensado se hizo realidad. Inter perdió el campeonato y ese 5 de mayo del 2002 estén seguros que no me lo olvidaré jamás.

Porque más allá de todos los títulos que se vinieron después con Roberto Mancini primero y luego con Mourinho (con Champions League y Mundial de Clubes incluído), ese día el dolor fue tan inmenso que ni siquiera todas esas copas la podrán sanar.

1 comentario:

  1. Está bien. Es un poco un choreo por la temporalidad.

    Tiene una costumbre un poco rara: arrancar las notas con oraciones sin verbos, como las de este posteo. Evítelo, para evitar cualquier error o confusión.

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